Sunday, August 30, 2009

El Diez de Abril de 1869

Por José Martí

No tuvo Cuba día más bello que el 10 de Abril de 1869. Allí venció un concepto de la revolución, rudimentario acaso, por ser ley que los pueblos no puedan pasar de la aspiración confusa de la servidumbre a la ciencia plena de la libertad; y quedó vencido otro concepto, más impetuoso sin duda, aunque no menos rudimentario. Pero es la hermosura del día que no hubo allí vencedores ni vencidos, y fué igual la magnanimidad del que cedió, a la de los triunfadores. A Roloff se le preguntaba en Tampa por el 10 de Abril, y respondió él, con la luz de amanecer que le sale a los ojos cuando habla de la guerra. Ese fué el día más hermoso de mi vida; el día en que lo hicieron llorar, hablándole de Polonia, los oradores que nunca hablaron como aquella vez; el día en que todos depusieron sus pasiones y sus pareceres, y todos fueron buenos. Los conceptos de la guerrra que allí pudieron chocar, y chocaron después, allí se acomodaron. Ese es el gran servicio: deponerse. El providencial se abatí a ante los convencionales: y los convencionales, en toda la sangre de la juventud, se ponían de escolta del providencial....Con qué cuidado debe andar la pluma, y con qué ternura, cuando se escribe sobre aquellos hombres! Otros andamos por la senda abierta: ellos fueron los que abrieron la senda! Por donde quiera que andemos los de ahora, hemos de andar con el sombrero quitado. Lengua, todos tenemos; pero espada, pocos. De los más bello del mundo es aquella juventud imperiosa, que no quería república patricia ni historia a medias; y aquel patriarcado que sentó sus canas con la juventud. El desinterés es lo más bello de la vida; y el interés es su fealdad. El día de la generosidad absoluta en la historia de Cuba, fué el día 10 de Abril.

Y esa fué la razón del club nuevo de Tampa, y de su nombre. Tampa, en estos meses últimos, padeció mucho de una huelga enconada. Son muy sutiles, y muy tenebrosas, los hilos de las huelgas. Está el obrero en ellas y no vé quién las mueve. Los que le conocen las pasiones, se las azuzan. Es fácil guiar a un hombre por sus pasiones. Unos juegan con sus odios; y otros con su generosidad. Pecan unos por ira, y por piedad otros. El sacrificio tiene sus fanáticos como los tiene la codicia. Lo importante, para el titiritero, es hacer ir a los títeres por donde quiere que vayan. Lo que hay que ver es quien se aprovecha de la huelga, o puede aprovecharse; y por ahí se le conocen las raíses. En Tampa viven juntos, bajo un mismo cielo, españoles y cubanos; y tal es de magnánimos el pecho criollo que el crimen tremendo y patente de España en Cuba no le ha quebrantado la determinación, romántica a veces, de ponerse de escudo, sangrando como sangra bajo la bota española, del derecho o el interés ofendido de los españoles.

España astuta, que de años atrás viene favoreciendo entre los obreros cubanos el desamor de la política, para que no haga el obrero política cubana; España astuta, que permitió en Cuba la propaganda errónea contra la idea de patria, hasta que los obreros de Cuba, españoles y cubanos, declararon que era como una patria el derecho del hombre, y allí done la independencia de un pueblo lo adelantase, por la independencia pelearían, como por patria cabal y superior; España astuta, valida de la magnanimidad de sus hijos, crea y fomenta, donde fuera de Cuba viven juntos españoles y criollos, aquella desavenencia aun natural entre los cubanos que, con su piedad suprema pudieran llegar a abrir al enemigo insidioso, por el camino cubierto de las ideas humanitarias, las fortalezas que ha alzado en la emigración la idea de independencia, para el bien final y decisivo, de criollos y españoles, y los que, más apasionados o sagaces, creen que el deber del español sincero, y el modo real de probar su amistad a Cuba, es mantener apretadas, y sin peligro de confusión ni merma, las emigraciones que batallan con increíble desinterés para crear un pueblo de libertad y dicha a españoles y a cubanos. La codicia, o la aspiración desordenada, trastorna siempre, por sí o por sutiísimas agencias, las pasiones puras de los hombres. En la pelea, no se ve la virtud, bajo el toldo de lodo. Llegan a aborrecerse los hermanos. Y en el Cub "Diez de Abril," en una noche de religión, que pareció como cuando en el campo de combate se extinguen los últimos fuegos, se unieron, y continuan unidos, los cubanos a quienes más pudo ayer, como a los padres en la guerra, dividir las sospechas o el odio. Unos cubanos, canijos, van a llevarle al amo el recado de todo lo que hacen, para que no les tenga miedo el amo, para que viva el amo seguro, en su uniforme de listado azul y bocamangas carmesíes; otros cubanos, menos preparados acaso para el conocimiento de la virtud republicana, desmienten, en el templo blanco y azul de los "Caballeros de la Luz", a los que, por ignorancia de su pueblo o por incapacidad propia, creen y propalan que el cubano no posee las virtudes de abnegación y trato respetuoso indispensables a la república. Marcos Gutierrez, que es todo un pensador, preside el "Diez de Abril." Carlos Balino, pluma y lengua de oro, es vicepresidente. Y la lealtad del Secretario Manuel Granados, la fe del vicesecretario Santiesteban, la ley cubana del tesorero Manuel Chavez? De su admirable madre la viene el patriotismo impaciente al vocal Luis M. Ruiz, que da al tesoro todo un día mensual de su establecimiento más el de su trabajo en el taller. Como un niño ama a Cuba, cubierto de canas, Vicente Bueno. Y hay fuego evangelista en los otros dos vocales, en Pastor Segade y en Joaquin Izaguirre. Asi se crea: amando.

De mi colleción de libros: La Revolución de 1868;Selección y prólogo; Instituto del Libro, La Habana, 1968
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